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Gucci w/ Dapper

Gucci w/ Dapper

Atenti a esta dupla!

Estamos hablando de la vuelta del controvertido modisto. Se trata de Drapper Dan, su regreso fue anunciada en una gigantesca valla en el barrio de Harlem. Y lo hace de la mano del que fue uno de sus verdugos, nada más ni nada menos que Gucci, quien anunció hace varios meses el lanzamiento de una colección cápsula.

dapper dan y gucci

¿Por qué el verdugo? Gucci, entre otras firmas, acusó de plagio al mítico modisto de Harlem que se vio obligado a cerrar su tienda de la calle 125 en 1992. Esto supuso algo más que una simple clausura. “El uso de los logos es algo aspiracional y se convierte en el símbolo de la aristocracia negra para mi comunidad”, relata Dan en su propio documental -producido por Jerrod Carmichael en base a las memorias que el propio diseñador lanzará en 2019.

Drapper Dan, pseudónimo de Daniel Day, no sería lo que hoy entenderíamos como alguien políticamente correcto. Corrían los años 80 cuando aquel joven modisto quiso cumplir los sueños de los niños afroamericanos que vivían en Harlem. Lo hizo apropiándose de los logos de las grandes firmas de lujo para democratizarlos y acercarlos a una comunidad en aquel entonces marginal. Luego los tejió en sus prendas, accesorios e incluso tapicerías de coche.

El logo, como bien decía Dan, “representa la aristocracia blanca”, de manera que utilizar este emblema como herramienta de liberación de una minoría oprimida era algo así como una ‘ida de olla’ magnífica y a la vez tremendamente peligrosa. Él hablaba de “supremacía blanca” y de “acabar con ella”, pero el techo impuesto por las grandes potencias acabó por pasarle factura.

 

Veintiséis años después se ha cobrado su propia venganza. Aquellos que le hundieron son los mismos que ahora le adoran y le reclaman. Gucci le obligó a cerrar y ahora Alessandro Michele le quiere en sus filas. Ocurrió durante la presentación de la colección Crucero 2018, donde el director creativo de la firma italiana replicó una chaqueta de visón con mangas de cuero que el sastre había creado para la atleta olímpica Diane Dixon en 1989.

Las puertas del cielo se le abrieron por un momento. Sí, el hombre que ha puesto patas arriba Gucci se había fijado en él y parecía tenderle la mano. De aquí nació lo que después se acabaría materializando en una colaboración inédita y, para muchos, impensable. Lujo urbano en estado puro. “Es mi manera de llegar a todo el mundo y de que todo el mundo pueda llegar a mí”, sentencia. Lo que algunos llamarían justicia poética.

 

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